2016
Xavier Vidal-Folch: España va mejor porque viene de peor
Pese a las nubes políticas, España crece y crecerá este año más que afines como Francia o Italia, porque viene de más abajo y los vientos de cola exteriores la impulsan más.
La primera bendición es el efecto rebote, conocido de cualquier deportista: cuanto más fuerte cae la pelota, más se levanta tras tocar suelo. Es, en economía, el "modelo de arranque" del monetarista Milton Friedman. A mayor desplome, repunte más veloz. O sea, el tamaño de la recesión predice la tasa de crecimiento en la reactivación, sin que influyan las políticas económicas aplicadas.
Los bálticos (con Grecia) fueron las peores víctimas de la crisis. El PIB de Letonia se desplomó un 14,2% en 2009 —el triple que el 4,4% de la UE—, aunque se recuperó en el cuatrienio 2011-2014, a razón de un alza media anual del 4,1%. Algo parecido pasó con Estonia.
España cayó casi un 9%, en dos fases: la crisis de 2008/10 y la vuelta de tuerca de 2011/13. La reactivación empezó lenta (+1,4% en 2014) pero se acelera en 2015 (en torno al 3,2%) y el Gobierno prevé un 3% en 2016.
Si las rápidas reactivaciones son "la contrapartida natural de las recesiones previas, se hace difícil inferir algo sobre el éxito o fracaso de las políticas aplicadas desde el inicio de la crisis, y por tanto usar estos países como modelo para aconsejar políticas similares a otros países europeos", escriben expertos de Bruegel en “The 'plucking model' of recesions and recoveries”, (2015). Sería solo el efecto rebote.
También se produce un específico rebote amplificador para España en cada uno de los vientos de cola exteriores causantes del grueso de la reactivación. Así que en nuestro caso se convierten en vientos huracanados a favor.
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