2012
Michele Boldrin: Se necesita una “hoja de ruta” económica (13-7-2012)
Desde hace demasiado tiempo tengo la impresión, cada vez más fuerte, de estar escribiendo siempre el mismo artículo de opinión sobre la economía española. Desde al menos la primera mitad de 2007 -cuando estaba prohibido hasta pronunciar públicamente palabras como «crisis» o «recesión»- estamos repitiendo siempre las mismas letanías: las cajas están en quiebra, el mercado de trabajo es dual y paralizado, la financiación autonómica y el gasto de las autonomías son una amenaza para las financias públicas, los salarios y la organización productiva de los empleados públicos deben reducirse, los primeros, y debe ser reformada, la segunda; los servicios se deben liberalizar; es urgente una reforma fiscal (más IVA, menos cotizaciones e IRPF sobre la renta laboral, menos impuestos sobre la renta empresarial, impuesto patrimonial y no sobre transacciones económicas); la universidad no genera capital humano de la calidad necesaria y necesita cambios radicales, etcétera.
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El problema de España, hoy, es el crecimiento, no el déficit público: este último es la consecuencia más evidente y peligrosa de la falta de crecimiento que mantiene atada la economía desde hace cinco años. Esta observación no implica, como muchos se creen, que las medidas de austeridad y los recortes sean innecesarios; al contrario, deberían haber sido adoptados mucho antes y hacen falta todavía bastantes más.
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La falta de crecimiento se debe, en el corto plazo, a tres factores: el estado comatoso de nuestro sistema financiero; los enormes desincentivos a la inversión y a la creación de empleo generados por nuestro sistema fiscal y de cotizaciones sociales; y la gran incertidumbre sobre las políticas económicas futuras. Este último factor es frecuentemente infravalorado, pero es muy importante y desde el que hace falta empezar. Con una expresión que se ha puesto de moda en los últimos años, repetimos una vez más que España necesita una «hoja de ruta», que esta hoja de ruta sólo la puede diseñar el Gobierno de España en su total autonomía, y debe indicar no solamente las medidas para los próximos meses sino hasta el final de la legislatura y que debe ser exhaustiva y públicamente anunciada.
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¿Qué hacer, entonces? Poner encima de la mesa y forzar un debate público explícito sobre las cuatro reformas más urgentes y fundamentales: financiera, fiscal, de la Seguridad Social y de los servicios.
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Nuestra economía necesita una reforma fiscal radical, sin la cual dudo seriamente de que puedan llegar a España aquellas inversiones que los cinco millones de parados esperan. También aquí existe un consenso entre los economistas que creo es compartido por el ministro de Hacienda y sus expertos: reducir impuestos sobre las rentas y sobre las transacciones económicas, aumentar los impuestos indirectos y patrimoniales y reformar la estructura de la financiación autonómica no son temas para «después» de haber salido de la de la crisis. Son temas para hoy y adoptar estos cambios es crucial para vencer a la recesión.
Michele Boldrin es profesor de la Washington University in Saint Louis e investigador de Fedea.
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Lea el artículo completo publicado en El Mundo (13-7-2012) se puede leer en el
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