2015
La muerte de un familiar a cargo termina con la reducción de jornada
Omitir la muerte de uno de los familiares que una persona tiene a su cargo, por los que ha pedido una reducción de jornada, constituye una falta muy grave y puede terminar en despido. Aunque el trabajador no individualice su solicitud en una persona, debe comunicar cualquier cambio en la situación familiar a la hora de exigir sus cambios en el horario.
Así, lo establece el Tribunal Superior de Justicia de Valladolid, que ratifica una sentencia de primera instancia que avalaba el despido de una trabajadora por disfrutar de una reducción de jornada después de que uno de sus familiares que necesitaba asistencia hubiera fallecido. La mujer había solicitado un cambio en sus horarios de trabajo alegando una situación familiar en la que había varias personas, entre ellas su suegro, con necesidades de cuidado.
Cuatro años después de que su suegro falleciera, la trabajadora seguía disfrutando de la reducción de jornada. Cuando la empresa le pidió que aportara documentación que acreditara el mantenimiento de la situación, la empleada indicó que "las circunstancias familiares no habían cambiado" y señaló la presencia de una segunda persona a su cargo, en este caso su suegra.
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