La inclusión de incentivos y beneficios sociales como parte de los paquetes retributivos que las empresas ofrecen a sus empleados data del siglo XIX. Unas medidas que reportan a las compañías ventajas fiscales y una mayor liquidez, pero que en los últimos años se miden más en términos de intangibles como satisfacción laboral o capacidad para atraer y retener talento.
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Mostrar preocupación por otros aspectos de la vida de los empleados, más allá de su estricto desempeño laboral, es también una manera de paliar algunas de las rémoras que sigue arrastrando nuestro sistema laboral. Jorge Sarazá recuerda que “en España los salarios son más bajos que en la mayoría de los países de nuestro entorno y, en cambio, la jornada laboral es más larga”. La conciliación de la vida profesional y familiar es, de hecho, una de las grandes preocupaciones para empresas y trabajadores. Una batalla que, según José Luis Casero, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios en España (ARHOE), seguimos perdiendo. Esta institución reclama de las empresas “más medidas encaminadas a favorecer la flexibilidad horaria, como la reducción de los tiempos de la comida o la creación de bancos de horas, para que los trabajadores puedan atender imprevistos”, según su presidente.
Algunas empresas ya se han puesto manos a la obra. Más de 8.000 trabajadores de Iberdrola disfrutan de un horario continuo de 7.15 a 15.30, con margen de entrada y salida de una hora y 45 minutos. Desde su implantación en 2008, la compañía calcula que ha ganado 500.000 horas anuales de productividad, además de reducirse en un 10% los índices de absentismo y siniestralidad.
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Otro de los aspectos que las organizaciones intentan mejorar a través de los beneficios es la salud de sus empleados. Según el estudio Staying@Work, elaborado por Willis Towers Watson, el estrés laboral es la principal preocupación en términos de salud y productividad para tres de cada cuatro empresas españolas. Y para atajar este problema y otros como el sobrepeso o el sedentarismo, asegura José María García, director de Human Capital & Benefits, “los seguros médicos convencionales no bastan”. Como complemento, “están despertando gran interés los programas de bienestar o wellness, que tratan de inculcar hábitos de vida saludable entre los empleados”, añade.
Fomento de la actividad física, educación nutricional, prevención de enfermedades, reducción del estrés o lucha contra el tabaquismo son algunos de los objetivos de estos programas.
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Las muchas ventajas que, en general, ofrecen los sistemas de beneficios han hecho que se dispare la imaginación de los departamentos de recursos humanos a la hora de diseñar nuevas fórmulas a la medida de sus empleados. Desde los clásicos cheques de comida, teléfono móvil o coche de empresa, hasta los más imaginativos servicios de guardería, espacios para la lactancia o la posibilidad de llevar a los niños al trabajo en caso de urgencia. Las opciones son tantas como diversas las plantillas y sus necesidades.