2021
Un ERTE no se convierte en injustificado si las previsiones negativas no se cumplen
Las causas que motivan un ERTE deben valorarse en el momento en el que la empresa decide aplicarlo.
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En el caso concreto, la evolución descendente de la facturación provocó que la empresa decidiera implantar un ERTE, para el que estableció una duración de seis meses. El expediente implicaba la suspensión durante un máximo de 30 jornadas laborables de los empleados que trabajaban en régimen de turnos de mano de obra directa, y una reducción de la jornada laboral durante un máximo de 240 horas (30 jornadas) para los demás. Unas condiciones que, en opinión de los magistrados, no eran desproporcionadas, teniendo en cuenta, además, que en cuanto la actividad remontó la empresa dejó de aplicar el ERTE.
En este sentido, el tribunal ha considerado que la suspensión de los contratos se ajustaba a las necesidades de mano de obra determinadas por la carga de trabajo existente y que el plazo de seis meses de aplicación era adecuado a la situación.
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