2014
Samuel Bentolila y Marcel Jansen: Tareas pendientes de la reforma laboral
En febrero de 2012 se aprobó la reforma laboral más profunda de las últimas dos décadas. Desde entonces el mercado de trabajo ha sufrido un deterioro considerable, aunque en los últimos meses parece haberse producido un cambio de tendencia. Sin embargo, no hay razones para la complacencia. Con el paso del tiempo se han ido acumulando los problemas y muchas personas corren el riesgo de desvincularse del mercado de trabajo si no se adoptan medidas. A continuación explicamos qué falta por hacer, pero primero repasamos lo sucedido en los últimos dos años y medio.
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¿Quedan tareas pendientes en la reforma del mercado de trabajo? Rotundamente sí. En primer lugar, han aflorado problemas en el despido colectivo (ERE). La supresión de la autorización administrativa ha desembocado en la declaración de nulidad de la mitad de aquellos impugnados en los tribunales, casi siempre por aspectos formales como la documentación a entregar a los trabajadores o el deber de negociar de buena fe. Además, como ha señalado el jurista Aurelio Desdentado, se ha abierto la puerta a que los jueces no solo evalúen si se dan las causas económicas que fija la ley, sino que también valoren si es indispensable despedir o si el número de despidos es el adecuado. El aumento de la inseguridad jurídica sobre la capacidad de despedir desincentiva la contratación indefinida y favorece el empleo temporal. Es necesario acotar más las causas de nulidad y evitar que los jueces puedan sustituir al empresario en la decisión sobre las medidas a adoptar. Tras superar esta inseguridad jurídica, convendría atajar el uso de los contratos temporales suprimiendo la mayoría de ellos e introduciendo un contrato indefinido único con indemnizaciones crecientes con la antigüedad.
En segundo lugar, la reforma laboral no ha logrado cambiar la estructura de la negociación colectiva. Los salarios son más flexibles, pero no se ha producido la perseguida sustitución de los convenios provinciales por nacionales ni se han constituido apenas nuevas unidades de negociación a nivel de empresa. Para romper esta resistencia habría que suprimir la extensión automática de las condiciones acordadas en los convenios a todo el sector de referencia. Puede mantenerse la opción de extender los convenios, pero solo en función de umbrales reforzados de representatividad de las patronales y los sindicatos, sujeta a su comprobación fehaciente. Este es el sistema vigente en la mayor parte de Europa y daría a los interlocutores sociales los incentivos adecuados para negociar salarios acordes tanto con los intereses de todos los afectados como con el interés general. Sin embargo, creemos que esto solo podrá abordarse a medio plazo, cuando se hayan regenerado a fondo estas organizaciones.
¿Y las famosas políticas activas de empleo? La modernización de las políticas activas es la principal tarea pendiente. Los parados de larga duración presentan tasas bajísimas de salida del paro y muchos de ellos podrían desvincularse del mercado de trabajo, por la pérdida de capital humano que sufren, por la reducción de su esfuerzo de búsqueda y por la percepción que de ellos tienen las empresas. Por ello es crucial facilitar su reinserción laboral.
Samuel Bentolila es profesor de economía del CEMFI y Marcel Jansen es profesor titular de la Universidad Autónoma de Madrid e investigador de Fedea.
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