2015
Manuel A. Hidalgo: El contrato único y el modelo productivo español
No voy a negar que soy un firme defensor del contrato único (CU). Creo que sería un buen instrumento para eliminar parte de las “peculiaridades” de nuestro mercado laboral. Sin embargo también soy consciente de que el CU, como propuesta aislada, no puede resolver todas las disfuncionalidades que arrastra dicho mercado desde hace más de 30 años. En este artículo trataré por lo tanto de defender el CU resumiendo inicialmente los argumentos a favor del mismo, aunque sin olvidar las principales críticas que se han realizado. Entre estas últimas destacaré una de ellas, y que versa sobre la necesidad de mantener los contratos temporales dadas las peculiaridades de nuestro sistema productivo, y sobre la que discutiré en la segunda parte del artículo.
Como casi todos saben, el CU pretende atacar la dualidad contractual, temporal vs. indefinido, mediante la supresión de las diferencias en los costes de despido en función del contrato del trabajador. Eliminar, como definió Samuel Bentolila, el “muro” (diferencia entre despedir a un temporal con 3 años menos un día de contrato y un indefinido con 3 años y un día de contrato) por una indemnización creciente desde el primer día supuestamente reduciría gran parte de la temporalidad y de la precariedad laboral en España atacando, en palabras de J.J. Dolado, la tendencia bulímica de nuestra economía: intensidad en la creación de empleo en expansiones frente a intensidad en su destrucción en recesiones. También, y además de lo anterior, se espera que aumente la permanencia del trabajador en empresa, que facilite la adquisición de capital humano, que reduzca la rotación laboral especialmente entre los trabajadores más jóvenes así como las diferencias salariales por tipo de contrato, y los costes de transacción, contratación y cualquier otro asociado a la búsqueda de trabajadores, etc.[1] Por el contrario el CU no eliminaría totalmente la precariedad ya que para ello sería necesario reformas profundas no sólo en el mercado de trabajo sino en la educación secundaria, formación profesional, universidad, sistema impositivo del mercado de trabajo, etc… Además, si se mantienen otros tipos de contratos que puedan flexibilizar el despido, se usarán especialmente con mayor inteNsidad durante recesiones o fases bajistas del ciclo.
Manuel A. Hidalgo es profesor de Economía Aplicada de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla desde 1998 y Doctor en Economía por la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona).
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