2018
Antón Costas: Las consecuencias morales del estancamiento
Confieso estar sorprendido al ver la gran preocupación que manifiestan las élites biempensantes por la oleada de populismo nacionalista y lo poco que hacen para poner remedio a las causas que lo alimentan. ¿Por qué, en vez de demonizarlo, no bajan al campo de batalla para competir con ellos en ofrecer mejores políticas?
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Cualquier nación, incluso aquellas más ricas como Estados Unidos, pone en riesgo el carácter moral de su sociedad si permite que los niveles de vida se estanquen. Si esta visión es acertada, como pienso, el populismo político no es como la caña de azúcar en Cuba, que crece sin necesidad de plantarla; es el resultado del estancamiento del progreso económico.
Pero entonces la cuestión es por qué se ha producido este estancamiento. Se podría pensar que se debe a que la economía y la productividad se han parado. Pero no, han crecido a lo largo de las últimas décadas. El problema es que los salarios no lo han hecho al mismo ritmo; al contrario, se han estancado.
Pero esta respuesta plantea otra pregunta: ¿por qué se han estancado los salarios? La explicación convencional maneja tres argumentos: la globalización, el cambio tecnológico y la meritocracia de las élites. Esas tres fuerzas estarían deprimiendo los salarios de los trabajadores con menos formación y habilidades. Pero ninguno de esos argumentos es del todo convincente. Las investigaciones más consistentes sobre la creciente desigualdad de rentas y de salarios señalan que la causa básica son las reformas económicas y las políticas sociales que se han venido llevando desde los años ochenta.
Lea el artículo completo en El País, 19-08-2018
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